Este ron es muy pero que muy
malo, y lo afirmo sin intención política alguna.
No sé quién vendió el derecho de
imagen a quienes embotellan y etiquetan este espirituoso en La Junquera,
provincia de Girona; si el autor de la instantánea, Liborio Noval, o sus herederos.
Lo que me resulta raro, muy raro, es que el fotografiado no haya impugnado el uso de su
imagen. Sea lo que fuera que haya
ocurrido, este ron. que se vende tanto
en ciberlicorerías como en toda España. merece ser denunciado por el descrédito
que la utilización de su imagen puede significar para la industria ronera cubana.
En Cuba, en sus calles y plazas,
en las escuelas y dependencias del Estado, hallará fotos de Fidel, no pocas de
ellas históricas, pero no ésta, y tampoco hallará este ron que ni en mis peores
tiempos, cuando solía beberme hasta el agua de los floreros, probé con tan fuerte sabor a alcohol de quemar…
Y que tampoco es que sea barato, pues 9,95 euros no es bicoca.
La industria del ron cubana tiene
una ganada fama de bueno, cosa que no ocurrió de un día para otro. Desde los
tiempos en que el catalán Facundo Bacardí inició el destile y añejado de sus rones, hasta los tiempos que corren, el
trabajo de generaciones de maestros roneros han conseguido un prestigio que el
Comandante Fidel no tiene derecho a echar por la borda.
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