sábado, 16 de marzo de 2013

¿A CUBA?... VAYAMOS POR PARTES.

    Muchas de nuestras frustraciones provienen de la incontención de nuestras propias expectativas. Esto es lo único que se me ocurre pensar cuando a veces escucho a personas frustradas con su viaje a Cuba; por cierto, que aunque los haya, son los menos.
     ¿Que les ha sucedido a estas personas?. Para entender lo que quiero explicarles mejor si me ayudo de un sencillo esquema.



    

El momento 1 corresponde a la etapa de planning, cuando  vivimos la excitación y el entusiasmo por el próximo viaje. Una descarga de serotonina inunda nuestro cerebro y nos sentimos radiantes, a gusto y felices y no deseamos contrastar nuestras expectativas con la realidad; ¿para qué si somos felices con ellas?.
    Ya sé que la realidad es un muro lamentable contra el que se ha estrellado más de una oración de esperanza, aún así, conviene saber que en nuestro viaje a Cuba, su éxito, depende en buena medida de nuestra previsión, y cuanto no seamos capaces de prever puede que luego no tenga remedio. Y no me refiero al hecho de olvidar en casa el aceite bronceador.
    ¿Conocemos bien el destino al que elegimos para nuestro viaje?, ¿tenemos claro cuáles son las motivaciones, intereses, las razones por las que le hemos elegido?, y una vez respondido esto, ¿cómo pensamos encauzar la decisión que tomemos, que es decir, tomar un avión e irnos a Cuba?.
    Sí, ya sé. Usted es de los que confían en internet. Muy bien. Váyase a internet y pregunte qué no debe olvidar para un largo paseo por las calles de La Habana. Verá cómo en la mayoría de las respuestas le recomendarán un botellín de agua o un calzado bien cómodo; y nos les faltará  razón.
    Mi encarecida recomendación sin embargo es que no le falte en el bolsillo un buen trozo de papel sanitario. El papel sanitario en Cuba es un bien escaso, y aunque los cubanos no le echen en falta (hace decenios que los periódicos redujeron su función a lo estrictamente higiénico) su europeo trasero sí puede que note la diferencia.
    El momento 2 es el del viaje.
   ¡Fantástico!, ya estamos en Cuba: ¿y ahora qué?, ¿adónde vamos?, ¿qué plan tenemos?... Ah sí, verdad, que usted es de los que gusta de la música cubana. Pues no le faltarán sitios a donde ir… El Diablo Tun Tún, La Casa de la Música de Miramar, la de la calle Galiano. En estos sitios se lucen las orquestas cubanas de moda interpretando su repertorio a un público integrado básicamente por turistas, y también por cubanos y cubanas adosados a los turistas. Puede que eso sea lo que Ud. buscaba. Pero, ¿y si no?. ¿Y si resulta que ha pensado en un ambiente de diversión más "natural", al estilo de los muchísimos cubanos que no ven al turista con ojos de caja registradora?.
    En Cuba no contará con su ordenador, el roaming de su móvil le sonará a cuento chino, y si encuentra una conexión wifi en un hotel como el habanero Meliá Cohiba  -por ejemplo-  será tan cara que le saldrá más a cuenta utilizar el comodín de la llamada a España.
    ¿Se acordará en ese momento de este artículo? Mejor será que no, porque ya no habrá remedio.
    La clave del éxito durante su estancia en Cuba radica simplemente en viajar informado, bien asesorado, prevenido contra ciertas eventualidades, aparte de  hacerlo con amplitud de miras. Sólo así conseguirá que al regreso de su viaje (etapa 3), al constatar sus modelos de expectativas iniciales durante la etapa de planning y los concluidos tras su experiencia en la isla, no desfasen hasta el punto de la frustración.   
 

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