lunes, 17 de junio de 2013

HISTORIA DE CUBA DE BOLSILLO (PARA TURISTAS)


    Cuba se encuentra habitada desde hace unos 6 mil años, si bien el reciente hallazgo de un esqueleto humano de la raza mongoloide de 8 mil años de antigüedad, no sólo apunta a un posible poblamiento anterior sino al derrumbe de la hipótesis, sostenida hasta nuestros días, de que los primeros pobladores de la isla fueron indoamericanos procedentes del continente, los que se supone llegaron primero a la zona oriental de Cuba en sucesivas olas migratorias a lo largo del arco de las Antillas Menores, terminando por dispersarse en el  resto del territorio cubano y algunos de los cayos adyacentes, si bien el más importante asentamiento se sostuvo en el oriente del país.

En la parte central y occidental de la isla, las comunidades indígenas eran de menor desarrollo, integradas por cazadores y recolectores, en tanto en el oriente, los grupos humanos asentados, de origen araucano, conocían la agricultura. Pero estos grupos aborígenes fueron exterminados prácticamente durante el proceso de conquista de la isla,  descubierta por Cristóbal Colón el 28 de octubre de 1492.
Exterminados prácticamente los indios, muertos por enfermedades desconocidas en la isla hasta entonces, la espada o el arcabuz durante la campaña de conquista capitaneada por el extremeño (y extremado) Don Diego Velázquez, o extenuados por el duro trabajo en las minas y la agricultura, los nuevos colonos idearon traer desde el África nuevos siervos que se ocuparan del trabajo en la colonia. Así llegan a Cuba los primeros negros esclavos que, con el decursar del tiempo, conformaron parte de la población cubana.
Pero el verdadero valor de esta colonia, entonces, no estaba en sus minas de oro, un recurso exiguo por cierto, o en la rudimentaria agricultura. Su importancia radicó en la excelente ubicación geográfica de la isla a la entrada del Golfo de México. Durante los siglos XVI al XVII, Cuba, llamada luego “Antemural de las Indias y Llave del Golfo”, sirvió de escala a las continuas flotas que traían soldados, mercadería  y avituallamiento a los colonos asentados en el Nuevo Mundo, además de servir de baluarte defensivo del virreinato de Nueva España (México).
La Habana, puerto principal de la isla, fue asiento de comerciantes, algunos de los cuales amasaron una notable fortuna. Otro tanto ocurrió en villas como Trinidad, Remedios, Santa María del Puerto del Príncipe (hoy Camagüey) y Santiago de Cuba, por lo que no faltaron las rondas de piratas y corsarios al servicio de Francia, Holanda e Inglaterra. Durante el siglo XVI, fueron asediadas y tomadas por corsarios y piratas las villas de San Cristóbal de La Habana y la de Santa María del Puerto del Príncipe.
Pero Cuba no sólo atraía piratas y corsarios, sino que también navegaban muy cerca de sus costas bucaneros ocupados en burlar el férreo control comercial impuesto por España en el Nuevo Mundo. Más de un colono en la isla se dedicó a este comercio de contrabando con patriótico entusiasmo. Así nacieron  algunas de las antiguas e importantes fortunas en este país con la que luego se comprarían, pagados con buen oro, títulos y honores por su fidelidad a la corona.
Por entonces, los principales renglones económicos eran la ganadería, el tabaco y el azúcar; este último un producto de especial demanda luego de que a finales del siglo XVIII se produjera la revuelta anticolonialista que dejó destruida la economía haitiana, hasta entonces, uno de los principales productores del mundo. Pero aún y la importancia de estos rubros exportables, La Habana y su puerto continuaban siendo el principal don que la naturaleza regaló a la isla.
En el puerto de La Habana ya no sólo recalaban los buques con vituallas y mercaderías destinadas al Nuevo Mundo, sino que se concentraban las riquezas extraídas de toda Hispanoamérica en espera de la flota, reciamente escoltada, encargadas de acarrear las esmeraldas, el oro y la plata que cada año engrosaban las arcas de la Metrópolis. El puerto de La Habana era, por entonces, el depositario de la mayor riqueza jamás vista por hombre alguno.
El 13 de agosto de 1762 la armada británica, con 14 mil hombres dispuestos, pone sitio a La Habana y 44 días después la ocupa. La ciudad quedó bajo poder de la altiva Albión por espacio de 11 meses, hasta el 6 de julio de 1763, cuando la corona española accede canjearla por los territorios de La Florida y una fuerte suma a modo de rescate. Pero que no fueron los ingleses los únicos interesados en poseer la isla.
Desde principios del siglo XIX, la colonia alcanza una importante prosperidad económica que despierta la codicia creciente de Estados Unidos y que provocará reiterados intentos de compra a España. Pero que no sólo propicia el interés desde el norte, sino que impulsa, al mismo tiempo, un pensamiento político abocado al liberalismo que le llega desde la propia España, donde se ha derrocado el absolutismo. Entre los liberales que descuellan en el país se halla el presbítero Félix Varela,  el cubano más preclaro de su época. Otra figura importante fue Don Tomás Gener y Bohigas, catalán asentado en la provincia de Matanzas, y que junto a otros catalanes, como Jaume Badía o la familia Guiteras, hicieron su aporte decisivo a la vida cultural de la ciudad: la primera biblioteca pública, la primera orquesta filarmónica, la primera escuela moderna, fueron algunas de las obras promovidas por estos hombres y que introdujeron un aire renovador a la intelectualidad isleña.
En 1821, Felix Varela y Tomás Gener fueron nombrados diputados a las cortes. Iban, junto a otros, a pedir mayores libertades políticas y económicas para la colonia, y aunque este intento resultó un rotundo fracaso, el incipiente liberalismo de estos hombres marcó el pensamiento posterior que conduciría a la identidad del cubano y sus deseos de independencia.
El sentimiento de nacionalidad del cubano se va perfilando a lo largo del siglo XIX. El continuo mestizaje, la ligazón de blancos y negros, la acumulación de impresionantes fortunas en manos de criollos que cada vez logran menos entendimiento con sus abuelos hispanos, el desarrollo de una clase económicamente muy activa, integrada por artesanos y profesionales  mulatos, el propio desarrollo de una cultura cada vez más afincada en esta tierra, contribuye decisivamente a la formación de una conciencia nacional criolla.
Y son precisamente estos criollos los que el 10 de octubre de 1868, liderados por Carlos Manuel de Céspedes, emprenden el camino de la independencia e inician la primera guerra anticonialista (1868-1878). Carlos Manuel de Céspedes, abogado, poeta y viajero, dio la libertad a sus esclavos en el ingenio La Demajagua y marchó sobre la ciudad de Bayamo, en el oriente cubano, la que mantuvo como capital de la Cubainsurgente durante tres meses, hasta que nuevamente es recuperada por tropas españolas, no sin antes sus habitantes prenderle fuego y marchar con las huestes independentistas.
En 1871 la guerra alcanza su máximo apogeo, extendida a un vasto territorio que controlan los independentistas y donde se hace necesario imponer un orden civil que alterne el de las armas. Se convoca entonces a la Asamblea de Guáimaro con participación de delegados de todos los departamentos que sirven de escenario a la guerra, y donde se elabora y aprueba la primera constitución republicana. En esta propia asamblea se aprueba además el régimen presidencialista para la nueva república, eligiéndose a Carlos Manuel de Céspedes como primer  Presidente de la República en Armas. Más tarde será proclamado Padre de la Patria.
Durante diez largos años la guerra continúa, hasta que la desunión entre los insurgentes, unido a las torpezas del presidente Céspedes, incapaz de lograr consenso en la Cámara,  provocan su sustitución primero, y luego la inestabilidad política y militar entre el ejército libertador. Esta etapa de la lucha por la independencia de Cuba concluye en 1878 con la firma del Pacto del Zanjón, una maniobra política en la que el mando español, previendo la total ruina de su colonia, y sin posibilidades de una victoria militar a corto plazo a pesar de las diferencias surgidas en el bando cubano, opta por conceder algunas prebendas políticas a los insurgentes, aunque por supuesto que no la independencia de la isla.
Antonio Maceo y Grajales, el general criollo cuyo prestigio y autoridad entre las huestes cubanas nadie discutía, intentó en un último esfuerzo cohesionar a los jefes insurgentes negándose a aceptar cualquier propuesta relacionada con el Pacto del Zanjón. Su rechazo incondicional lo hizo expreso en Mangos de Baragua ante el propio General en Jefe del ejército español, Arsenio Martínez Campos. Pero poco pudo Maceo  frente a la realidad de un ejército libertador exhausto, desmoralizado, cuyos generales marchaban en masa a la firma del pacto. Un año después, en 1879, otro general cubano, Calixto García Iñiguez, reabre las hostilidades contra España, pero es derrotado al año siguiente.
Sobreviene un largo período de paz frustrante para los cubanos que aspiraban a la independencia. Así se suceden  planes para reactivar la guerra, pero otra vez la desunión y la desmoralización abortan estos empeños. La mayor parte de los jefes insurgentes están en el exilio, en Tampa, Nueva York, Jamaica, República Dominicana o Costa Rica. Se conspira activamente desde el exterior, pero falta un líder y un programa político que cohesione la voluntad de todos.
El líder sería  José Martí, un joven poeta, abogado y orador que sufrió prisión y trabajos forzados por sus ideas anticolonialistas cuando apenas era un adolescente. Martí es un hombre de inteligencia preclara, culto, de visión política aguda y verbo centelleante que consigue cautivar a quienes le escuchan. Desde el exilio en los Estados Unidos, Martí funda el Partido Revolucionario Cubano y logra la necesaria unión entre los veteranos generales, a la vez que sumar a la lucha una nueva generación de cubanos; elabora un programa político, el Manifiesto de Montecristi, y afirma que la independencia de Cuba ha de ser el fin supremo e inobjetable de lo que llamó “la guerra necesaria”.
El 24 de febrero de 1895 estallan nuevamente las hostilidades. El propio Martí y Máximo Gómez, General en Jefe del ejército libertador, abandonan el exilio y desembarcan en la isla. Maceo, que 17 años antes alzara su protesta contra el Pacto del Zanjón en las inmediaciones de Mangos de Baragua, parte de este propio sitio al frente de una columna invasora empeñada en llevar la guerra hasta los confines de la isla.
El 19 de mayo de 1895 cae en combate José Martí, pero la guerra es ya un hecho irreversible. Pese a que España ha reclutado un ejercito de 250 mil hombres, el mayor contingente militar jamás visto en el Nuevo Mundo desde los tiempos de la conquista de América, las huestes cubanas están dispuestas a llegar hasta el final en sus empeños independentistas.
Tres años después, en 1898, han muerto en esta guerra más de 600 mil seres humanos, la mayor parte campesinos cubanos desalojados de los escenarios de la guerra por orden de Valeriano Wayler, Capitán General de la isla y jefe del ejército colonialista. Los campesinos son  reconcentrados en las ciudades en número de cientos de miles, donde las epidemias cobran cada día miles de vidas.
La guerra es ya un holocausto, pero esta vez los insurgentes, rehecha la moral y seguros de la victoria, continúan en pie de guerra. Se juega en los campos de batalla la independencia de los cubanos, y nada les hará cejar en su empeño. Martí estableció claramente el camino: una república libre, “con todos y para el bien de todos”.
Estas eran las circunstancias en 1898, cuando los Estados Unidos deciden declarar la guerra a España tomando por argumento la voladura del acorazado Maine, surto en la bahía habanera. Aún es un misterio si la voladura fue una autoprovocación norteamericana, o si se debió a un accidente; lo que sí no hay dudas es que España no tuvo nada que ver con esta voladura, lo que no impidió que poco tiempo después, tropas norteamericanas desembarcan en Cuba e hicieran capitular al ejercito español tras su derrota en la batalla de Santiago de Cuba.
Mucho se ha especulado sobre el final de esa guerra de no ser por la intervención de Estados Unidos. Los libros de historia españoles, norteamericanos y hasta cubanos publicados antes de 1959, establecen que la intervención norteamericana fue decisiva, y sin dudas lo fue para precipitar un final previsible. Porque tarde o temprano, el colonialismo español se habría rendido ante la imposibilidad de sostener una guerra económicamente incosteable, políticamente injustificable, y militarmente inmanejable. Si se revisan los partes militares de la época (los clasificados al Ministerio de Guerra español), se comprende que la eficacia del ejército colonial, integrado mayormente por quintos reclutados a la fuerza, era incapaz de solventar la victoria desde mucho antes de la intervención norteamericana. Al momento de producirse la declaración de guerra norteamericana, cerca de las dos terceras partes del ejército español se encontraba bloqueado en pueblos y ciudades como Santiago de Cuba, la segunda plaza en importancia del país, o inmovilizado en trochas y fortificaciones. Cada vez más, las misiones de este ejército eran de carácter defensivo, en tanto las tropas insurgentes cubanas  ensanchaban sus escenarios, desde el oriente hasta los confines de occidente en la isla.
En 1902 Cuba es al fin una república, solo que bajo tutelaje de Estados Unidos que detentó el derecho, expreso en la  nueva constitución republicana dictada desde Washington, a intervenir militarmente en el país cada vez que lo estimase oportuno a sus intereses, raro caso en la historia en que una potencia tiene el derecho de invadir un país independiente con el anticipado consentimiento constitucional de éste.
Políticos mediocres, prohijados por Estados Unidos, corrupción, abulia, nepotismo, escándalos, tales fueron las notas que marcaron el panorama político en la nueva república. Aunque bajo régimen presidencialista, la democracia vivía enferma, acosada por el soborno, el cohecho y los fraudes electorales. Y aunque habría que consignar el esfuerzo de no pocos por lograr una república verdaderamente martiana, el panorama político cubano no difería del de una república bananera al uso. Las tres cuartas partes del comercio cubano se encontraba bajo control norteamericano,  señores del azúcar y el níquel (las reservas cubanas de este mineral es la segunda a nivel del mundo), importantes inversionistas en el sector de los servicios, el sector primario y  la banca, entre otros, no es de extrañar que supervisaran con absoluta desfachatez la política en la isla.
El 10 de marzo de 1952, Fulgencio Batista Zaldívar, un asaltante político, ex-sargento del ejercito que alcanzó los grados de general en mil y más batallas de oficina, protagonizó un golpe de estado que le llevó a la silla presidencial, donde se mantuvo a sangre y fuego hasta la madrugada del 1 de enero de 1959, cuando el Ejército Rebelde, liderado por Fidel Castro, le desalojó del gobierno.
La Revolución de Fidel Castro emprendió entonces un amplio programa político orientado a la esfera social. Entre sus primeros objetivos estuvo la reducción de la alta tasa de de desempleo, reformas en el régimen de propiedad de la tierra, la vivienda, la educación y la salud públicas, la redistribución del ingreso, la seguridad y asistencia sociales, y la supresión de males endémicos de una sociedad tercermundista como eran la droga, el juego, la prostitución,  el desamparo y la mendicidad.
La Ley de Reforma Agraria exoneró del pago de rentas al 85% del campesinado cubano y significó una redistribución de ingreso en el orden de los 300 millones de pesos. La creación de nuevos empleos en los sectores agrícola, industrial, de las construcciones y los servicios, permitió que a finales de 1970 la tasa de desempleo en el país bajara al 1.3%. Durante los años iniciales de la Revolución, se redujeron los alquileres, las tarifas eléctricas y telefónicas, el precio de las medicinas y de toda una larga lista de artículos de primera necesidad.
La Ley 1100 de 1963 garantizó la seguridad social a todos los trabajadores del país. Se aprobó una edad de retiro de 55 años para las mujeres y 60 años para los hombres, y se estableció la protección por enfermedades de tipo común y profesional, accidentes, invalidez y por requerimientos de la maternidad. Se acordó, además, el derecho de todos los trabajadores a un descanso anual de treinta días.
En 1961 se efectuó la Campaña Nacional de Alfabetización sobre la base de un movimiento de participación voluntaria y masiva en el que tomaron parte unos 270 mil estudiantes, maestros y trabajadores en general. En un año, 700 mil personas aprendieron a leer y escribir, con lo cual el índice de analfabetismo disminuyó del 23.1% en 1958, a 3.9% de la población total en 1961. Concluída esta campaña, se creó un plan de becas y el sistema de internados y seminternados para garantizar que todo alumno, con independencia de la situación económica de la familia y lugar de residencia, tuviera acceso a los diferentes niveles de enseñanza. Entre 1959 y 1981 las tasas de matricula según grupos de edad se elevaron, para la enseñanza primaria (6 a 11 años), de 45.2% a 100%; y para la enseñanza secundaria (12 a 14 años), de 8.7% a 79.8%,

En salud pública, las medidas iniciales más importantes fueron la creación de un ministerio de salud pública, el servicio médico rural, las áreas de salud y los policlínicos (unidades asistenciales de base). También se hizo énfasis en el desarrollo de la docencia médica, pues cerca de la mitad de los médicos existentes en el país emigraron en los primeros años de la Revolución. La medicina preventiva experimentó un gran impulso, especialmente en lo referente a enfermedades transmisibles, a la vez que se instrumentaron  campañas masivas de vacunación contra enfermedades que afectaban mayormente a la población infantil.
En relación a la vivienda, la Ley de Alquileres estableció rebajas de un  30-50%, en tanto que la Ley de Reforma Urbana consagró el derecho de cada familia a ser propietaria de su vivienda. Hoy día, más del 90% de la población en la isla es propietaria del inmueble donde vive. Asimismo, se impulsó la construcción de viviendas que, entre 1959 y 1963, alcanzó un monto de 85 mil nuevas viviendas.
Se comprende entonces la deriva cubana hacia la órbita comunista, sustentada por un amplio apoyo popular, y a cotrapelo de Estados Unidos que rompe relaciones diplomáticas con la isla, a la vez que decreta el embargo comercial que aún hoy se mantiene. Comienza así el contencioso Cuba-Estados Unidos que  ha caracterizado las relaciones entre ambos países a lo largo de los últimos cincuenta y tantos años y  cuyos puntos más críticos fueron la invasión en 1961 por Bahía de Cochinos  de un contingente antifidelista,  y la llamada Crisis de los Misiles (1962), referentes que marcan la memoria histórica del cubano contemporáneo. 

CRONOLOGÍA

 1492 (28 de octubre). Descubrimiento de Cuba por Cristóbal Colón durante su primer viaje. Colón cree que Cuba es un continente.

 1509. Se ordena un bojeo a Cuba, comprobándose que es una isla.
 1510. D. Diego Velázquez es nombrado Gobernador de Cuba y desembarca en la isla al frente de un contingente de 300 hombres. Comienza la colonización de Cuba.
 1519. Se funda San Cristóbal de La Habana.
 1524. Llegan los primeros africanos a Cuba.
 1553. El gobierno de la isla pasa de Santiago de Cuba a la villa de San Cristóbal de La Habana.
 1555.El pirata francés Jacques de Sores ataca, saquea e incendia la villa de San Cristóbal de La Habana.
 1592. El rey Felipe II concede a La Habana el título de ciudad.
 1600. Florecimiento de la agricultura y la ganadería. Gran actividad en el comercio de contrabando.
 1728. Fundación de la Real y Pontificia Universidad de La Habana.
 1762. Toma de La Habana por los ingleses. Se funda el primer papel periódico.
 1763. Devuelta La Habana a España a cambio de los territorios de La Florida.
 1765. Inicio de oleada migratoria catalana
 1795. Miles de emigrantes franceses huyen de Haití y se instalan en la isla fomentando el cultivo del café. Desarrollo cafetalero en la isla.
 1809. Primera conspiración por la independencia.
 1821. Auge del liberalismo. Varela y Gener son nombrados diputados a las Cortes españolas. Su misión: mayores libertades políticas y económicas para la isla. Fracaso de la embajada cubana.
 1837. Primer ferrocarril en la isla. Cuba es el séptimo país del mundo en contar con este medio de transporte.
 1853 (28 de enero). Nace José Martí.
 1868. Carlos Manuel de Céspedes proclama la independencia de Cuba y lanza el Grito de Yara. Estalla la guerra.
 1871. Asamblea Constituyente de Guáimaro. Carlos Manuel de Céspedes presidente de la República en Armas.
 1874. Abatido Céspedes por tropas españolas en la finca de San Lorenzo, su lugar de retiro luego de ser destituido como presidente.
 1878. Pacto del Zanjón. Cese de la guerra.
 1879. El general Calixto García intenta proseguir la guerra de independencia, pero fracasa un año más tarde.
 1891. Martí funda el Partido Revolucionario Cubano para la continuación de la guerra.
 1895. Inicio de la segunda guerra por la independencia. Muere en combate José Martí.
 1896. Muere en combate, en la hacienda San Pedro, el general Antonio Maceo.
 1898. Voladura del acorazado Maine. EEUU declara la guerra a España. Intervención de tropas norteamericanas en los escenarios de la guerra en Cuba. España capitula y cede la administración de Cuba a EEUU.
 1898-1902. Los EEUU gobiernan la isla en condición de protectorado.
 1902. Se declara la República de Cuba. Tomás Estrada Palma es electo primer presidente de la nueva república.
 1903. Los EEUU instalan una base naval en la bahía de Guantánamo, en el extremo oriental del país.
 1912. Disturbios políticos que amenazan convertirse en guerra civil. EEUU interviene militarmente  la isla.
 1920. Llegan a Cuba gran cantidad de inmigrantes peninsulares, principalmente de la región céltica y Baleares.
 1924. El general Gerardo Machado es electo presidente de la República.
 1928. Machado consigue la reelección tras enmendar el dictado constitucional que proscribía la reelección presidencial. Se inicia la dictadura de Machado.
 1927. Nace Fidel Castro en Birán, antigua provincia de Oriente (hoy Holguín). Hijo de Angel Castro, terrateniente nacido en Galicia y de Lina Ruz, campesina de la región de Pinar del Río.
 1933. Machado es desalojado del poder. El ejército queda descabezado. El sargento Fulgencio Batista liderea una rebelión militar. Batista se concede los grados de coronel y termina convertido en el “tipo duro” de la política cubana.
 1934. Batista derroca el gobierno de Grau San Martín, quien ha dictado algunas medidas de corte popular que desagradan al gobierno de EEUU.
 1937. Voluntarios socialistas cubanos parten en apoyo a la Repúblicaespañola.
 1940. Se redacta y aprueba una nueva constitución, muy avanzada para su tiempo. Batista es electo presidente de la República. Cuba declara la guerra a Alemania.
 1944. Grau San Martín electo presidente de la República. Pero Grau ya no será ni la sombra de aquel populista que encabezara el gobierno en 1934.
 1948. Prío Socarrás electo presidente de la República.
 1952. Batista promueve un golpe de estado 10 semanas antes de las elecciones. Se inicia una nueva dictadura.
 1953. El joven abogado Fidel Castro, al frente de un grupo de hombres, intenta tomar por asalto el cuartel Moncada, en la oriental ciudad de Santiago de Cuba. Preso Fidel.
 1955. Fidel es puesto en libertad por una amnistía con la que Batista intenta granjearse un poco de popularidad. Fidel sale al exilio en México.
 1956. Desde México parte Fidel al frente de una expedición militar con 82 hombres bajo su mando. Desembarcan en Playa Colorada, antigua provincia de Oriente. Luego de algunos fracasos militares, se logra establecer la guerrilla en Sierra Maestra.
 1959. Batista es derrotado y huye del país.
 1960. El presidente Eisenhower no oculta su preocupación por cuanto está sucediendo en Cuba.
 1961. EEUU rompe relaciones con Cuba y decreta un bloqueo (“embargo” en la terminología norteamericana) comercial contra la isla. La brigada 2506, integrada por cubanos exiliados en los EEUU, desembarcan en Bahía de Cochinos. Son derrotados en 72 horas.
 1962. Crisis de los Misiles. Los soviéticos han instalados cohetes nucleares de mediano alcance en Cuba. Los EEUU protestan ante la URSS. Después de largas concertaciones, los misiles son retirados a cambio del desmantelamiento de misiles norteamericanos en Turquía y el compromiso de no atacar la isla; sin embargo, permanece el bloqueo comercial como parte del paquete de medidas norteamericanas contra Cuba.
1968. Muere en Bolivia el guerrillero argentino nacionalizado cubano, Ernesto “Che” Guevara. Gran conmoción popular.
 1976. Nueva constitución. Se institucionaliza el país. Primeras elecciones después del triunfo de la Revolución. Fidel Castro es electo Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
 1982. El casco histórico de La Habana es declarado por la UNESCO Patrimonio de La Humanidad.
 1990. Crisis en el este europeo. El gobierno anuncia la aplicación de reformas económicas e inicio de un nuevo período de carestías en Cuba. El país se abre a la inversión extranjera. Resurgimiento de la industria turística en el país.
 1993. EEUU recrudece el bloqueo comercial a la isla.
 1998. Juan Pablo II visita Cuba.
 2006. Fidel Castro renuncia a la presidencia del país.

Conmemoraciones

1 de enero. Día de la Liberación (1959)
28 de enero. Día de la caída en combate de José Martí (1895)
24 de febrero. Grito de Yara. Inicio de la guerra por la indepencia en 1895.
13 de marzo. Asalto al Palacio Presidencial (1957) por un comando integrado por jóvenes univarsitarios.
1 de mayo. Día Internacional de los Trabajadores
26 de julio. Día de la Rebeldía Nacional. Se conmemora el asalto al Cuartel Moncada (1953)
10 de octubre. Inicio de las Guerras de Independencia (1868)

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