Cuba se
encuentra habitada desde hace unos 6 mil años, si bien el reciente hallazgo de
un esqueleto humano de la raza mongoloide de 8 mil años de antigüedad, no sólo
apunta a un posible poblamiento anterior sino al derrumbe de la hipótesis,
sostenida hasta nuestros días, de que los primeros pobladores de la isla fueron
indoamericanos procedentes del continente, los que se supone llegaron primero a
la zona oriental de Cuba en sucesivas olas migratorias a lo largo del arco de
las Antillas Menores, terminando por dispersarse en el resto del
territorio cubano y algunos de los cayos adyacentes, si bien el más importante
asentamiento se sostuvo en el oriente del país.
En la parte
central y occidental de la isla, las comunidades indígenas eran de menor
desarrollo, integradas por cazadores y recolectores, en tanto en el oriente,
los grupos humanos asentados, de origen araucano, conocían la agricultura. Pero
estos grupos aborígenes fueron exterminados prácticamente durante el proceso de
conquista de la isla, descubierta por Cristóbal Colón el 28 de octubre de
1492.
Exterminados
prácticamente los indios, muertos por enfermedades desconocidas en la isla
hasta entonces, la espada o el arcabuz durante la campaña de conquista
capitaneada por el extremeño (y extremado) Don Diego Velázquez, o extenuados
por el duro trabajo en las minas y la agricultura, los nuevos colonos idearon
traer desde el África nuevos siervos que se ocuparan del trabajo en la colonia.
Así llegan a Cuba los primeros negros esclavos que, con el decursar del tiempo,
conformaron parte de la población cubana.
Pero el verdadero valor de esta colonia, entonces,
no estaba en sus minas de oro, un recurso exiguo por cierto, o en la
rudimentaria agricultura. Su importancia radicó en la excelente ubicación
geográfica de la isla a la entrada del Golfo de México. Durante los siglos XVI
al XVII, Cuba, llamada luego “Antemural de las Indias y Llave del Golfo”,
sirvió de escala a las continuas flotas que traían soldados, mercadería y
avituallamiento a los colonos asentados en el Nuevo Mundo, además de servir de
baluarte defensivo del virreinato de Nueva España (México).
Pero Cuba no
sólo atraía piratas y corsarios, sino que también navegaban muy cerca de sus
costas bucaneros ocupados en burlar el férreo control comercial impuesto por
España en el Nuevo Mundo. Más de un colono en la isla se dedicó a este comercio
de contrabando con patriótico entusiasmo. Así nacieron algunas de las
antiguas e importantes fortunas en este país con la que luego se comprarían,
pagados con buen oro, títulos y honores por su fidelidad a la corona.
Por entonces, los principales renglones económicos
eran la ganadería, el tabaco y el azúcar; este último un producto de especial
demanda luego de que a finales del siglo XVIII se produjera la revuelta
anticolonialista que dejó destruida la economía haitiana, hasta entonces, uno
de los principales productores del mundo. Pero aún y la importancia de estos
rubros exportables, La
Habana y su
puerto continuaban siendo el principal don que la naturaleza regaló a la isla.
En el puerto de La
Habana ya no
sólo recalaban los buques con vituallas y mercaderías destinadas al Nuevo
Mundo, sino que se concentraban las riquezas extraídas de toda Hispanoamérica
en espera de la flota, reciamente escoltada, encargadas de acarrear las
esmeraldas, el oro y la plata que cada año engrosaban las arcas de la
Metrópolis. El puerto
de La
Habana era, por
entonces, el depositario de la mayor riqueza jamás vista por hombre alguno.
El 13 de agosto
de 1762 la armada británica, con 14 mil hombres dispuestos, pone sitio a La
Habana y 44 días después la ocupa. La ciudad quedó bajo poder de la altiva
Albión por espacio de 11 meses, hasta el 6 de julio de 1763, cuando la corona
española accede canjearla por los territorios de La
Florida y una
fuerte suma a modo de rescate. Pero que no fueron los ingleses los únicos
interesados en poseer la isla.
Desde principios
del siglo XIX, la colonia alcanza una importante prosperidad económica que
despierta la codicia creciente de Estados Unidos y que provocará reiterados
intentos de compra a España. Pero que no sólo propicia el interés desde el
norte, sino que impulsa, al mismo tiempo, un pensamiento político abocado al
liberalismo que le llega desde la propia España, donde se ha derrocado el
absolutismo. Entre los liberales que descuellan en el país se halla el presbítero
Félix Varela, el cubano más preclaro de su época. Otra figura importante
fue Don Tomás Gener y Bohigas, catalán asentado en la provincia de Matanzas, y
que junto a otros catalanes, como Jaume Badía o la familia Guiteras, hicieron
su aporte decisivo a la vida cultural de la ciudad: la primera biblioteca
pública, la primera orquesta filarmónica, la primera escuela moderna, fueron
algunas de las obras promovidas por estos hombres y que introdujeron un aire
renovador a la intelectualidad isleña.
En 1821, Felix
Varela y Tomás Gener fueron nombrados diputados a las cortes. Iban, junto a
otros, a pedir mayores libertades políticas y económicas para la colonia, y
aunque este intento resultó un rotundo fracaso, el incipiente liberalismo de
estos hombres marcó el pensamiento posterior que conduciría a la identidad del
cubano y sus deseos de independencia.
El sentimiento
de nacionalidad del cubano se va perfilando a lo largo del siglo XIX. El
continuo mestizaje, la ligazón de blancos y negros, la acumulación de impresionantes
fortunas en manos de criollos que cada vez logran menos entendimiento con sus
abuelos hispanos, el desarrollo de una clase económicamente muy activa,
integrada por artesanos y profesionales mulatos, el propio desarrollo de
una cultura cada vez más afincada en esta tierra, contribuye decisivamente a la
formación de una conciencia nacional criolla.
Y son
precisamente estos criollos los que el 10 de octubre de 1868, liderados por
Carlos Manuel de Céspedes, emprenden el camino de la independencia e inician la
primera guerra anticonialista (1868-1878). Carlos Manuel de Céspedes, abogado,
poeta y viajero, dio la libertad a sus esclavos en el ingenio La
Demajagua y
marchó sobre la ciudad de Bayamo, en el oriente cubano, la que mantuvo como
capital de la
Cuba insurgente durante tres meses, hasta que nuevamente es
recuperada por tropas españolas, no sin antes sus habitantes prenderle fuego y
marchar con las huestes independentistas.
En 1871 la
guerra alcanza su máximo apogeo, extendida a un vasto territorio que controlan
los independentistas y donde se hace necesario imponer un orden civil que
alterne el de las armas. Se convoca entonces a la
Asamblea de
Guáimaro con participación de delegados de todos los departamentos que sirven
de escenario a la guerra, y donde se elabora y aprueba la primera constitución
republicana. En esta propia asamblea se aprueba además el régimen
presidencialista para la nueva república, eligiéndose a Carlos Manuel de
Céspedes como primer Presidente de la
República en
Armas. Más tarde será proclamado Padre de la
Patria.
Durante diez
largos años la guerra continúa, hasta que la desunión entre los insurgentes,
unido a las torpezas del presidente Céspedes, incapaz de lograr consenso en la
Cámara , provocan su sustitución primero, y luego la
inestabilidad política y militar entre el ejército libertador. Esta etapa de la
lucha por la independencia de Cuba concluye en 1878 con la firma del Pacto del
Zanjón, una maniobra política en la que el mando español, previendo la total
ruina de su colonia, y sin posibilidades de una victoria militar a corto plazo
a pesar de las diferencias surgidas en el bando cubano, opta por conceder
algunas prebendas políticas a los insurgentes, aunque por supuesto que no la
independencia de la isla.
Antonio Maceo y
Grajales, el general criollo cuyo prestigio y autoridad entre las huestes
cubanas nadie discutía, intentó en un último esfuerzo cohesionar a los jefes
insurgentes negándose a aceptar cualquier propuesta relacionada con el Pacto
del Zanjón. Su rechazo incondicional lo hizo expreso en Mangos de Baragua ante
el propio General en Jefe del ejército español, Arsenio Martínez Campos. Pero
poco pudo Maceo frente a la realidad de un ejército libertador exhausto,
desmoralizado, cuyos generales marchaban en masa a la firma del pacto. Un año
después, en 1879, otro general cubano, Calixto García Iñiguez, reabre las
hostilidades contra España, pero es derrotado al año siguiente.
Sobreviene un
largo período de paz frustrante para los cubanos que aspiraban a la
independencia. Así se suceden planes para reactivar la guerra, pero otra
vez la desunión y la desmoralización abortan estos empeños. La mayor parte de
los jefes insurgentes están en el exilio, en Tampa, Nueva York, Jamaica,
República Dominicana o Costa Rica. Se conspira activamente desde el exterior,
pero falta un líder y un programa político que cohesione la voluntad de todos.
El líder
sería José Martí, un joven poeta, abogado y orador que sufrió prisión y
trabajos forzados por sus ideas anticolonialistas cuando apenas era un
adolescente. Martí es un hombre de inteligencia preclara, culto, de visión
política aguda y verbo centelleante que consigue cautivar a quienes le
escuchan. Desde el exilio en los Estados Unidos, Martí funda el Partido Revolucionario
Cubano y logra la necesaria unión entre los veteranos generales, a la vez que
sumar a la lucha una nueva generación de cubanos; elabora un programa político,
el Manifiesto de Montecristi, y afirma que la independencia de Cuba ha de ser
el fin supremo e inobjetable de lo que llamó “la guerra necesaria”.
El 24 de febrero
de 1895 estallan nuevamente las hostilidades. El propio Martí y Máximo Gómez,
General en Jefe del ejército libertador, abandonan el exilio y desembarcan en
la isla. Maceo, que 17 años antes alzara su protesta contra el Pacto del Zanjón
en las inmediaciones de Mangos de Baragua, parte de este propio sitio al frente
de una columna invasora empeñada en llevar la guerra hasta los confines de la
isla.
El 19 de mayo de
1895 cae en combate José Martí, pero la guerra es ya un hecho irreversible.
Pese a que España ha reclutado un ejercito de 250 mil hombres, el mayor
contingente militar jamás visto en el Nuevo Mundo desde los tiempos de la
conquista de América, las huestes cubanas están dispuestas a llegar hasta el
final en sus empeños independentistas.
Tres años
después, en 1898, han muerto en esta guerra más de 600 mil seres humanos, la
mayor parte campesinos cubanos desalojados de los escenarios de la guerra por
orden de Valeriano Wayler, Capitán General de la isla y jefe del ejército
colonialista. Los campesinos son reconcentrados en las ciudades en número
de cientos de miles, donde las epidemias cobran cada día miles de vidas.
La guerra es ya
un holocausto, pero esta vez los insurgentes, rehecha la moral y seguros de la
victoria, continúan en pie de guerra. Se juega en los campos de batalla la
independencia de los cubanos, y nada les hará cejar en su empeño. Martí
estableció claramente el camino: una república libre, “con todos y para el bien
de todos”.
Estas eran las
circunstancias en 1898, cuando los Estados Unidos deciden declarar la guerra a
España tomando por argumento la voladura del acorazado Maine, surto en la bahía
habanera. Aún es un misterio si la voladura fue una autoprovocación norteamericana,
o si se debió a un accidente; lo que sí no hay dudas es que España no tuvo nada
que ver con esta voladura, lo que no impidió que poco tiempo después, tropas
norteamericanas desembarcan en Cuba e hicieran capitular al ejercito español
tras su derrota en la batalla de Santiago de Cuba.
Mucho se ha
especulado sobre el final de esa guerra de no ser por la intervención de
Estados Unidos. Los libros de historia españoles, norteamericanos y hasta
cubanos publicados antes de 1959, establecen que la intervención norteamericana
fue decisiva, y sin dudas lo fue para precipitar un final previsible. Porque
tarde o temprano, el colonialismo español se habría rendido ante la
imposibilidad de sostener una guerra económicamente incosteable, políticamente
injustificable, y militarmente inmanejable. Si se revisan los partes militares
de la época (los clasificados al Ministerio de Guerra español), se comprende
que la eficacia del ejército colonial, integrado mayormente por quintos
reclutados a la fuerza, era incapaz de solventar la victoria desde mucho antes
de la intervención norteamericana. Al momento de producirse la declaración de
guerra norteamericana, cerca de las dos terceras partes del ejército español se
encontraba bloqueado en pueblos y ciudades como Santiago de Cuba, la segunda
plaza en importancia del país, o inmovilizado en trochas y fortificaciones.
Cada vez más, las misiones de este ejército eran de carácter defensivo, en
tanto las tropas insurgentes cubanas ensanchaban sus escenarios, desde el
oriente hasta los confines de occidente en la isla.
En 1902 Cuba es
al fin una república, solo que bajo tutelaje de Estados Unidos que detentó el
derecho, expreso en la nueva constitución republicana dictada desde
Washington, a intervenir militarmente en el país cada vez que lo estimase
oportuno a sus intereses, raro caso en la historia en que una potencia tiene el
derecho de invadir un país independiente con el anticipado consentimiento
constitucional de éste.
Políticos
mediocres, prohijados por Estados Unidos, corrupción, abulia, nepotismo,
escándalos, tales fueron las notas que marcaron el panorama político en la
nueva república. Aunque bajo régimen presidencialista, la democracia vivía
enferma, acosada por el soborno, el cohecho y los fraudes electorales. Y aunque
habría que consignar el esfuerzo de no pocos por lograr una república
verdaderamente martiana, el panorama político cubano no difería del de una
república bananera al uso. Las tres cuartas partes del comercio cubano se
encontraba bajo control norteamericano, señores del azúcar y el níquel
(las reservas cubanas de este mineral es la segunda a nivel del mundo),
importantes inversionistas en el sector de los servicios, el sector primario
y la banca, entre otros, no es de extrañar que supervisaran con absoluta
desfachatez la política en la isla.
El 10 de marzo
de 1952, Fulgencio Batista Zaldívar, un asaltante político, ex-sargento del
ejercito que alcanzó los grados de general en mil y más batallas de oficina,
protagonizó un golpe de estado que le llevó a la silla presidencial, donde se
mantuvo a sangre y fuego hasta la madrugada del 1 de enero de 1959, cuando el
Ejército Rebelde, liderado por Fidel Castro, le desalojó del gobierno.
La Ley de Reforma Agraria exoneró
del pago de rentas al 85% del campesinado cubano y significó una redistribución
de ingreso en el orden de los 300 millones de pesos. La creación de nuevos
empleos en los sectores agrícola, industrial, de las construcciones y los
servicios, permitió que a finales de 1970 la tasa de desempleo en el país
bajara al 1.3%. Durante los años iniciales de la
Revolución , se redujeron los alquileres, las tarifas
eléctricas y telefónicas, el precio de las medicinas y de toda una larga lista
de artículos de primera necesidad.
La Ley 1100 de 1963
garantizó la seguridad social a todos los trabajadores del país. Se aprobó una
edad de retiro de 55 años para las mujeres y 60 años para los hombres, y se
estableció la protección por enfermedades de tipo común y profesional,
accidentes, invalidez y por requerimientos de la maternidad. Se acordó, además,
el derecho de todos los trabajadores a un descanso anual de treinta días.
En 1961 se
efectuó la
Campaña Nacional de
Alfabetización sobre la base de un movimiento de participación voluntaria y
masiva en el que tomaron parte unos 270 mil estudiantes, maestros y
trabajadores en general. En un año, 700 mil personas aprendieron a leer y
escribir, con lo cual el índice de analfabetismo disminuyó del 23.1% en 1958,
a 3.9% de
la población total en 1961. Concluída esta campaña, se creó un plan de becas y
el sistema de internados y seminternados para garantizar que todo alumno, con
independencia de la situación económica de la familia y lugar de residencia,
tuviera acceso a los diferentes niveles de enseñanza. Entre 1959 y 1981 las
tasas de matricula según grupos de edad se elevaron, para la enseñanza primaria
(6 a 11
años), de 45.2% a 100%; y para la enseñanza secundaria (12
a 14 años),
de 8.7% a 79.8%,
En salud
pública, las medidas iniciales más importantes fueron la creación de un
ministerio de salud pública, el servicio médico rural, las áreas de salud y los
policlínicos (unidades asistenciales de base). También se hizo énfasis en el
desarrollo de la docencia médica, pues cerca de la mitad de los médicos
existentes en el país emigraron en los primeros años de la
Revolución. La medicina
preventiva experimentó un gran impulso, especialmente en lo referente a
enfermedades transmisibles, a la vez que se instrumentaron campañas masivas
de vacunación contra enfermedades que afectaban mayormente a la población
infantil.
En relación a la
vivienda, la
Ley de
Alquileres estableció rebajas de un 30-50%, en tanto que la
Ley de Reforma
Urbana consagró el derecho de cada familia a ser propietaria de su vivienda.
Hoy día, más del 90% de la población en la isla es propietaria del inmueble
donde vive. Asimismo, se impulsó la construcción de viviendas que, entre 1959 y
1963, alcanzó un monto de 85 mil nuevas viviendas.
Se comprende
entonces la deriva cubana hacia la órbita comunista, sustentada por un amplio
apoyo popular, y a cotrapelo de Estados Unidos que rompe relaciones
diplomáticas con la isla, a la vez que decreta el embargo comercial que aún hoy
se mantiene. Comienza así el contencioso Cuba-Estados Unidos que ha
caracterizado las relaciones entre ambos países a lo largo de los últimos
cincuenta y tantos años y cuyos puntos más críticos fueron la invasión en
1961 por Bahía de Cochinos de un contingente antifidelista, y la
llamada Crisis de los Misiles (1962), referentes que marcan la memoria
histórica del cubano contemporáneo.
CRONOLOGÍA
1492 (28 de
octubre).
Descubrimiento de Cuba por Cristóbal Colón durante su primer viaje. Colón cree
que Cuba es un continente.
1509. Se
ordena un bojeo a Cuba, comprobándose que es una isla.
1510. D.
Diego Velázquez es nombrado Gobernador de Cuba y desembarca en la isla al
frente de un contingente de 300 hombres. Comienza la colonización de Cuba.
1519. Se funda San Cristóbal de La
Habana.
1524. Llegan los primeros africanos a Cuba.
1553. El
gobierno de la isla pasa de Santiago de Cuba a la villa de San Cristóbal de La
Habana.
1555.El pirata francés Jacques de Sores
ataca, saquea e incendia la villa de San Cristóbal de La
Habana.
1592. El rey
Felipe II concede a La
Habana el título
de ciudad.
1600. Florecimiento de la agricultura y la
ganadería. Gran actividad en el comercio de contrabando.
1728.
Fundación de la
Real y
Pontificia Universidad de La
Habana.
1762. Toma
de La
Habana por los
ingleses. Se funda el primer papel periódico.
1763. Devuelta La
Habana a España
a cambio de los territorios de La
Florida.
1765. Inicio de oleada migratoria catalana
1809.
Primera conspiración por la independencia.
1821. Auge
del liberalismo. Varela y Gener son nombrados diputados a las Cortes españolas.
Su misión: mayores libertades políticas y económicas para la isla. Fracaso de
la embajada cubana.
1837. Primer
ferrocarril en la isla. Cuba es el séptimo país del mundo en contar con este
medio de transporte.
1853 (28 de
enero). Nace José Martí.
1868. Carlos
Manuel de Céspedes proclama la independencia de Cuba y lanza el Grito de Yara.
Estalla la guerra.
1871.
Asamblea Constituyente de Guáimaro. Carlos Manuel de Céspedes presidente de la
República en
Armas.
1874.
Abatido Céspedes por tropas españolas en la finca de San Lorenzo, su lugar de
retiro luego de ser destituido como presidente.
1878. Pacto
del Zanjón. Cese de la guerra.
1879. El
general Calixto García intenta proseguir la guerra de independencia, pero
fracasa un año más tarde.
1891. Martí
funda el Partido Revolucionario Cubano para la continuación de la guerra.
1895. Inicio
de la segunda guerra por la independencia. Muere en combate José Martí.
1896. Muere
en combate, en la hacienda San Pedro, el general Antonio Maceo.
1898.
Voladura del acorazado Maine. EEUU declara la guerra a España. Intervención de
tropas norteamericanas en los escenarios de la guerra en Cuba. España capitula
y cede la administración de Cuba a EEUU.
1898-1902. Los EEUU gobiernan la isla en
condición de protectorado.
1902. Se
declara la
República de
Cuba. Tomás Estrada Palma es electo primer presidente de la nueva república.
1903. Los
EEUU instalan una base naval en la bahía de Guantánamo, en el extremo oriental
del país.
1912.
Disturbios políticos que amenazan convertirse en guerra civil. EEUU interviene
militarmente la isla.
1920. Llegan
a Cuba gran cantidad de inmigrantes peninsulares, principalmente de la región
céltica y Baleares.
1924. El
general Gerardo Machado es electo presidente de la
República.
1928.
Machado consigue la reelección tras enmendar el dictado constitucional que
proscribía la reelección presidencial. Se inicia la dictadura de Machado.
1927. Nace Fidel Castro en Birán, antigua
provincia de Oriente (hoy Holguín). Hijo de Angel Castro, terrateniente nacido
en Galicia y de Lina Ruz, campesina de la región de Pinar del Río.
1933.
Machado es desalojado del poder. El ejército queda descabezado. El sargento
Fulgencio Batista liderea una rebelión militar. Batista se concede los grados
de coronel y termina convertido en el “tipo duro” de la política cubana.
1934. Batista derroca el gobierno de Grau
San Martín, quien ha dictado algunas medidas de corte popular que desagradan al
gobierno de EEUU.
1937.
Voluntarios socialistas cubanos parten en apoyo a la
República española.
1940. Se redacta y aprueba una nueva
constitución, muy avanzada para su tiempo. Batista es electo presidente de la
República. Cuba declara
la guerra a Alemania.
1944. Grau
San Martín electo presidente de la
República. Pero Grau
ya no será ni la sombra de aquel populista que encabezara el gobierno en 1934.
1948. Prío
Socarrás electo presidente de la
República.
1952. Batista promueve un golpe de estado
10 semanas antes de las elecciones. Se inicia una nueva dictadura.
1953. El
joven abogado Fidel Castro, al frente de un grupo de hombres, intenta tomar por
asalto el cuartel Moncada, en la oriental ciudad de Santiago de Cuba. Preso
Fidel.
1955. Fidel es puesto en libertad por una
amnistía con la que Batista intenta granjearse un poco de popularidad. Fidel
sale al exilio en México.
1956. Desde México parte Fidel al frente
de una expedición militar con 82 hombres bajo su mando. Desembarcan en Playa
Colorada, antigua provincia de Oriente. Luego de algunos fracasos militares, se
logra establecer la guerrilla en Sierra Maestra.
1959. Batista es derrotado y huye del país.
1960. El
presidente Eisenhower no oculta su preocupación por cuanto está sucediendo en
Cuba.
1961. EEUU
rompe relaciones con Cuba y decreta un bloqueo (“embargo” en la terminología
norteamericana) comercial contra la isla. La brigada 2506, integrada por
cubanos exiliados en los EEUU, desembarcan en Bahía de Cochinos. Son derrotados
en 72 horas.
1962. Crisis
de los Misiles. Los soviéticos han instalados cohetes nucleares de mediano
alcance en Cuba. Los EEUU protestan ante la
URSS. Después de
largas concertaciones, los misiles son retirados a cambio del desmantelamiento
de misiles norteamericanos en Turquía y el compromiso de no atacar la isla; sin
embargo, permanece el bloqueo comercial como parte del paquete de medidas
norteamericanas contra Cuba.
1968. Muere en Bolivia el guerrillero
argentino nacionalizado cubano, Ernesto “Che” Guevara. Gran conmoción popular.
1976. Nueva constitución. Se
institucionaliza el país. Primeras elecciones después del triunfo de la
Revolución. Fidel Castro
es electo Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
1982. El casco histórico de La
Habana es
declarado por la
UNESCO Patrimonio de La
Humanidad.
1990. Crisis
en el este europeo. El gobierno anuncia la aplicación de reformas económicas e
inicio de un nuevo período de carestías en Cuba. El país se abre a la inversión
extranjera. Resurgimiento de la industria turística en el país.
1993. EEUU
recrudece el bloqueo comercial a la isla.
1998. Juan
Pablo II
visita Cuba.
2006.
Fidel Castro renuncia a la presidencia del país.
Conmemoraciones
1 de enero. Día de la
Liberación (1959)
28 de enero. Día de la
caída en combate de José Martí (1895)
24 de febrero. Grito de
Yara. Inicio de la guerra por la indepencia en 1895.
13 de marzo. Asalto al
Palacio Presidencial (1957) por un comando integrado por jóvenes univarsitarios.
1 de mayo. Día
Internacional de los Trabajadores
26 de julio. Día de la
Rebeldía Nacional. Se
conmemora el asalto al Cuartel Moncada (1953)
10 de octubre. Inicio de
las Guerras de Independencia (1868)
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