Desde la autorización en Cuba para el desempeño de oficios y
servicios por cuenta propia -autónomos- en La Habana reaparecieron, como salidos de
una novela costumbrista del siglo XIX, multitud de calesas tiradas por caballos
que ofrecen a los turistas una oportunidad de pasear la ciudad -sobre todo el casco antiguo- a paso de peatón y cómodamente sentados.
Frecuentemente estos caleseros también se ofrecen como guías, unos con mejor desempeño que otros
pues en la mayoría de los casos se trata de personas que han pasado por un
curso acelerado sobre los principales puntos de interés turístico de la ciudad.
Eché a faltar una sombrilla girando de la mano de alguna joven, pues el sol pega de pleno sobre la calesa y sus pasajeros. Es un
chiste extendido que en estos vehículos, a falta de aire acondicionado, cuentan
con aire “acondisoplado”.
Sus tarifas varían por persona y recorrido desde 15 hasta 30
CUCs, en dependencia del número de pasajeros. Cuanto mayor sea el grupo más fácil
será pactar un precio cerrado por todos. Algunos turistas se ponen de acuerdo y
pactan un recorrido en grupos de 4 o 5, en cuyo caso es posible incluso
conseguir un precio percápita de 10 CUCs (unos 7,90 euros).
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