La temporada ciclónica en Cuba se
extiende de julio a noviembre. La isla se encuentra ubicada al sur del trópico
de Cáncer, en el límite boreal de la zona de los huracanes, expuesta además a
la influencia del anticiclón del Atlántico que obliga a estos meteoros a seguir
una trayectoria peligrosamente cercana a su costa sur mientras se adentran en
la región del Caribe. El mes más activo en la formación de huracanes es
septiembre, y octubre el de mayor peligro para Cuba debido a las fluctuaciones
del anticiclón del Atlántico.
El primer ciclón que
recoge la historia de Cuba cruzó la isla el 21 de mayo de 1494, y fue reportado
por Cristóbal Colón. En 1963 la isla fue azotada por el huracán Flora, uno de
los mayores de que se tiene memoria y que provocó unas 4 mil muertes y la
destrucción de 170 mil viviendas. Los huracanes pueden alcanzar vientos en
rachas superiores a los 300
kilómetros por
hora.
Los terremotos, por lo
general de baja intensidad, se reportan en la región oriental, y afectan
mayormente a la zona de Santiago de Cuba y Bayamo. Entre los que recoge la
historia como de notable intensidad están el de 1551, 1624, 1756, 1852, 1932
(este último con 14 segundos de duración) y 1947.
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