viernes, 7 de junio de 2013

ÁNGELES CAIDOS A LAS PUERTAS DEL SANTUARIO


El santuario de El Cobre es el sitio de mayor relevancia religiosa en la isla. Lo integran un par de edificios, el más notable la basílica que guarda la imagen de la Santísima Caridad de El Cobre, patrona de Cuba.

Si resalta en el paisaje es justamente porque el santuario se encuentra sobre un peñón que domina un territorio poco atractivo a pesar de estar rodeado de "montañas". He estado varias veces en la provincia de Santiago de Cuba, he recorrido todo el oriente cubano y puedo afirmar que el pueblo de El Cobre y todo este municipio está entre lo más desolador, o -si lo prefieren- menos atractivo. Pero en fin, que la basílica está ahí y si quieren verla habrán de viajar a este lugar.
Desde que el viajero se acerca al santuario encontrará una multitud de vendedores de estampas, tallas, ramos de girasoles -la flor preferida de la virgen mulata a la que los cubanos llaman cariñosamente “Cachita”- y bolsitas con piedras de cobre colectadas de la antigua mina cercana que dio nombre al lugar. La creencia popular considera bendecidas estas piedras que, por otra parte, son un buen souvenir.
La artesanía vinculada con el santuario, en general, no es gran cosa, pero es posible que en el desangelado paisaje, el mal estado de sus carreteras y hasta su pobre artesanía de toscas tallas y escasa imaginación, en contraste con la afluencia de público que visita el santuario, radique el misterio de este sitio que aparece en todas las guías turísticas de Cuba.
OJO!!: El viajero ha de estar alerta con un grupo de jóvenes y adolescentes apostados a la entrada del santuario y que a la que aparece un coche con la matrícula que identifica a los vehículos rentados por turistas, se abalanzan son sobre él y le cortan el paso para venderles sus piedras de cobre y estampitas. El coche es entonces rodeado y sus pasajeros compulsados a la compra; como si no acceder a los reclamos de estos mercachifles les condenaran al infierno. Es una situación que sólo he vivido con anterioridad en la catedral de Sevilla entre las gitanas que merodean este lugar a la caza de ingenuos.
Algunos de estos muchachos –espabilados- le dirán que han de pagar para entrar al santuario, y hasta le venderán un ticket de entrada; pero ha de saber que el santuario es gratis. Alguno incluso puede intentar robarle, no sería la primera vez que ocurre.
Estos jóvenes son simples delincuentes, ángeles caídos que -según supe tras conversar con personal del santuario- operan desde hace tiempo (con lo fácil que sería colocar una pareja de policías que controle la acción de estos grupos), pero a pesar de la visita del Papa a este lugar el pasado año, o las menos tirantes relaciones que hoy vive la iglesia católica con el gobierno cubano, no es suficiente para que las autoridades tomen cartas en este asunto.
Quitando todo lo anteriormente dicho, lo que es el santuario en sí   -delimitado por altas rejas en todo su perímetro-, vale la pena visitarlo. A rendir sus votos ante la virgen acuden personas de todo el país.
El viajero ha de saber que de este lugar emana una gran parte de la sensibilidad religiosa del cubano.

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