El habano es leyenda que se aspira. Cuentan que el behique -hechicero entre los aborígenes de Cuba- con sólo inhalar polvo de tabaco conectaba con seres de ultratumba, palancas de primera mano para predecir el futuro y curar males del cuerpo y del espíritu. Son los primeros atisbos de un mito que aún hoy prolifera en la misteriosa fórmula del habano.
Tabaco es el nombre que dieron los primeros habitantes de la Isla a un tubito de madera –en forma de Y- que les servía para aspirar directamente por la nariz el polvo de esa planta. Las hojas, es decir, lo que hoy llamamos tabaco, era para ellos cohiba o cohoba, y lo mismo las fumaban que aspiraban su pulgarada. Al menos así lo han dejado escrito los descubridores europeos, quienes, dicho sea de paso, tuvieron su primer encuentro con el tabaco en la zona de Holguín, al oriente de Cuba.
Tabaco es el nombre que dieron los primeros habitantes de la Isla a un tubito de madera –en forma de Y- que les servía para aspirar directamente por la nariz el polvo de esa planta. Las hojas, es decir, lo que hoy llamamos tabaco, era para ellos cohiba o cohoba, y lo mismo las fumaban que aspiraban su pulgarada. Al menos así lo han dejado escrito los descubridores europeos, quienes, dicho sea de paso, tuvieron su primer encuentro con el tabaco en la zona de Holguín, al oriente de Cuba.
Las primeras vegas de tabaco, con fines
comerciales, datan del siglo XVII y se hallaban ubicadas en el oriente de la Isla. No fue sino hasta muchos años después, en
1723, que se inició su cultivo en la región de Pinar del Río, en el extremo
occidental, cuando el puro cubano había espolvoreado ya su magia por las cortes
europeas y estaba a punto de conquistar nuevos adictos en otras regiones del
mundo.
En Cuba llegaron a existir 145 mil
aposentos (vegas o sitios de siembra) distribuidas en cinco zonas primordiales:
Vuelta Abajo y Semi Vuelta, ambas en Pinar del Río, zona tabacalera por
excelencia; Partido, al oeste de La
Habana; Remedios o Vuelta Arriba, en la central Villa Clara; y en el oriente
del país, aunque con el tiempo, la mayor parte de estas vegas, las que
producían el tabaco de menor calidad, desaperecieron, quedando concentrado su
cultivo en la provincia de Pinar del Río, La
Habana y el centro del
país. En la actualidad, las vegas son atendidas por 40 mil cosecheros
privados, quienes se ocupan del 70 por ciento de la siembra total en el país.
Cuba es el único país del mundo que
produce con calidad todos los ingredientes para elaborar un puro: la tripa, el
capote y la capa. Los dominicanos producen tripa y capote, pero capa no. En
Java y Camerún se da la capa, mas no los otros componentes. Los italianos son
buenos productores de tabaco, pero sólo para tripa. No en balde aquel axioma:
no basta con que sea puro, debe ser habano.
La industria
Es un secreto a voces que las principales
vitolas de las marcas Cohíba, Montecristo, Partagás, Romeo y Julieta, Cuaba o
Vegas Robaina se elaboran totalmente con las manos sobre una tabla y auxiliados por una chaveta. En general, de las 300
vitolas que exporta la Isla, 42 son fabricadas a mano; o
sea, que cada puro puede ser considerado como un objeto artesanal, único.
En esta industria, 3 factores deciden la calidad
y presencia del producto: la hoja del tabaco que se emplea en la tripa, el capote y la capa, la destreza del
torcedor y las habilitaciones, que son la vestidura y presentación del Habano.
Para la confección de un Habano se seleccionan las hojas teniendo en
cuenta textura, color y tamaño. La tripa o interior contiene una mezcla de 3
tipos de hojas que garantizan su sabor, aroma y combustión pareja. Estas hojas
se envuelven después en el capote, mientras la capa viste al puro y determina
su apariencia.
El Habano, en condiciones adecuadas de
almacenamiento, se conserva intacto durante años. Basta con un humidor
elaborado en cedro. Es lo idóneo para mantener el grado óptimo de aroma así
como la humedad requerida, siempre entre el 65 y 70 por ciento a temperaturas
de 16º a 18º. Estos humidores, de diferentes modelos, constituyen
verdaderas joyas decorativas y pueden ser adquiridos en las Casas del Habano.
Principales
Fábricas
Menéndez,
García y Cía. (H. Upmann). Amistad No. 407, entre Dragones y
Barcelona. Centro Habana.
Cifuentes
y Cía. (Partagás). Industria No. 520. Centro Habana.
Romeo
y Julieta. Belascoaín No. 852, entre Peñalver y Desagüe.
Centro Habana.
Rey
del Mundo, Cigar Company.
San Carlos No. 816 esq. Peñalver. Centro Habana.
El
Laguito. Calle 146 No. 2302, entre 21ª y 25. Playa.
Héroes
del Moncada. Av. 57 No. 13402. Marianao.
Advertencia
A
su paso por las calles de La
Habana o cualquier otra ciudad
del interior del país, el viajero estará expuesto a tentadoras ofertas de
“puros habanos, los mejores, amigo”. Los precios de estos habanos, según la
marca, oscilan entre 25 y 40 CUC la caja. Sin dudas que estos habanos son
hechos con hojas de tabaco cubano, pero su ligadura y sabor serán diferentes, o
el torcido no fue hecho por manos expertas. Claro que para el pretencioso que
sólo quiere pasearse con un gran habano en la boca, no habrá diferencia.
La
vía de garantizar la compra de un buen habano son las Casas de Habanos y
estancos estatales. Aquí los habanos vienen debidamente certificados por un
sello que acredita su autenticidad.
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